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domingo, 2 de junio de 2013

OTELLO DE VERDI. Palau de les Arts. 1/6/2013. LA ESPIRAL DE LOS CELOS




VI Festival del Mediterrani. Otello (Verdi). Palau de les Arts. 1/6/2013
Gregory kunde / Maria Agresta / Carlos Álvarez / Marcelo Puente / Mischa Schelomianski / Mario Cerdá
Seung Pil Choi / Cristina Faus / Boro Giner
Dirección de escena e iluminación Davide Livermore
Escenografía Davide Livermore / Giò Forma Production Design
Vestuario Mariana Fracasso / Davide Livermore
Escolanía de la Mare de Deu dels Desamparats. Director Luis Garrido 
Coro de la Generalitat Valenciana. Director Francesc Perales
Orquesta de la Comunitat Valenciana. Dirección musical Zubin Mehta
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Un preámbulo al estreno con presencia institucional, tanto local como estatal: la responsable y el implicado en este Festival del Mediterrani ya lo hicieron, y ayer fueron los trabajadores los que reclamaban más participación efectiva de las instituciones para salvar, en este caso, su precaria situación y la continuidad de lo ya conseguido con este proyecto en el caso de los primeros. Esperemos que la citada presencia sirva para conseguir estos objetivos.


Un escenario circular único para reflejar la "espiral de los celos" y un núcleo con movilidad para crear el marco donde se desenvuelven las principales situaciones de la trama. Esta es la propuesta escénica que Livermore ha creado para llevar a cabo sus ideas del Otello de Verdi. Ideas que funcionan en lo teatral e impactan en lo visual. La relación de la pareja de amantes adquiere un tono más erótico en el dúo del primer acto y Desdemona lo pone de manifiesto en su gran escena con la que se inicia el ultimo, donde en su ensoñación adopta una postura receptora de quien es su objeto de deseo. Quizás en el empeño de actualizar la acción, se refuerza la idea de la relación física como elemento que puede llevar a un desenlace tan visceral, haciendo notorio el alejamiento físico en la conclusión de la escena final.
En el momento del aria "Dio mi potevi", Livermore sitúa a Jago en un plano superior imitando los gestos de Otello mientras este desgrana sus torturados pensamientos, lo que define, aún más si cabe, la pérfida personalidad del intrigante alférez. El director italiano se apunta otro tanto más en su segundo trabajo escénico para el Palau de les Arts, ayudado por el juego de iluminación y demostrando que la falta de presupuesto puede ser un acicate para la imaginación al servicio del juego teatral.
En el apartado de vestuario no siempre se acertó, estando su lado más negativo en el asignado al coro. Los protagonistas principales tuvieron mejor suerte en este aspecto.


Con referencia a la parte musical y vocal se consiguió sacar adelante la obra con un alto nivel de excelencia con algunas consideraciones muy marginales que no consiguieron deslucir un espectáculo sobresaliente en muchos sentidos.
Kunde compone un Otello muy personal, su experiencia belcantista le permite cantar todas las frases con pleno dominio de la voz, atractiva y punzante en los fortes y matizada en las medias voces, llevando al Moro a su terreno y consiguiendo un triunfo ratificado con una merecida ovación, aún no teniendo la voz que se supone es la adecuada para representarlo, su Otello convence plenamente.
Agresta demostró sus dotes verdianas por voz, estilo y dominio del canto y su Desdemona fue un recital de belleza vocal en todos los tramos de la tesitura que requiere su parte.
Carlos Álvarez regresaba con un papel comprometido después de su interrumpida carrera por los problemas con sus cuerdas vocales. Compuso un Jago espléndido, cantando sus frases con la voz verdiana que le aupó a lo más alto, se quedó un poco corto en el "Credo" donde se pudo detectar un pequeño contratiempo vocal, que no empañó el resultado final. Se emocionó al recibir el aplauso del publico, y no es para menos después de su larga recuperación...quizás papeles más ligeros le ayuden en esta travesía.
Marcelo Puente cumplió como Cassio sin especial relevancia, que sí la tuvo la actuación de Mario Cerdá como Roderigo, que se va afianzando como un valor a tener en cuenta en próximos retos que se le presenten. Destacable también Cristina Faus en su corto cometido como Emilia, como demostró en su intervención en el concertante con el que concluye el tercer acto y en la parte final de la ópera. Los niños componentes de la Escolaía sin destacar especialmente cumplieron con su intervención. Tanto el Lodovico de un dicreto Schelomianski, el Montano de un eficaz Pil Choi, como el Heraldo de Boro Giner fueron resueltos con mayor o menor oficio.
El excelente coro titular estuvo magnífico por empaste e implicación, con alguna leve estridencia en el inicio de la obra, perfectamente corregible en las sucesivas representaciones.
La orquesta emblema de nuestra comunidad que tan altas cuotas de excelencia ha adquirido en todo este tiempo, sonó admirablemente bien, pero habrá que poner algo de empeño en mantener esas altas cotas...
La dirección de Mehta fue eficaz, solvente y contrastada. Eficaz acompañando y concertando, solvente en la  respuesta que consigue de la orquesta y contrastada, quizás en exceso, lo que le restó un punto de unidad al discurso dramático, no impidiendo que su sabiduría le llevara a un balance final muy satisfactorio.
Una gran velada operística que debería hacer pensar a los ilustres invitados, que un esfuerzo de este calibre con unos resultados tan notables, bien merece ser tenido en cuenta a la hora de repartir compensaciones.

Recomiendo leer las opiniones de estos blogs:
* El blog de Atticus
* El blog de Maac
* In Fernem Land
* Ya nos queda un día menos
* Vicino al tono

7 comentarios:

  1. Pues creo que estamos totalmente de acuerdo.
    La propuesta de Livermore me sorprendió por intensidad visual y eficacia, aunque estéticamente fue muy mejorable, especialmente en el apartado vestuaria y peluquería.
    El trío de protagonistas, con sus respectivas limitaciones, estuvo sensacional. El Otello de Kunde es ya un referente. Fue emocionante ver emocionarse a Carlos Álvarez y que nos regalase momentos bellísimos de un auténtico barítono verdiano.

    Ojalá la presencia de tanta autoridad sirva para que se le tenga más respeto a nuestro teatro y se asegure la continuidad de un proyecto cultural fundamental.

    Un abrazo.

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    1. En vestuario y peluquería se suelen cometer atrocidaces, esta fue una más...me sentí muy identificado con Carlos Álvarez, casi lloro con él de lo necesitado que me sentía de un subidón como el suyo al acabar la función. Falta nos hacía por estos lares de un placer vocal como el que nos brindaron los tres protagonistas...esperemos que se pueda repetir en alguna otra ocasión. Livermore sigue teniendo mi voto de confianza para futuros montajes...cambiando de peluquería.

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  3. Una excelente cónica que suscribo casi en su totalidad.
    La escena no molesta, ni aturde, ni despista, que ya es mucho, pese a que la escenografía tiene un cierto peligro y en alguna ocasión roza el ridículo como el "Fuoco de gioia" que parecía el cráter del Etna a punto de inundar de lava la selecta platea (a alguno/a no le hubiera venido mal un poco de fuoco).
    Como dirección propiamente dicha, toda la escena del coro del segundo acto, con los niños y coristas saludando al respetable, me pareció pueril y mal resuelta estéticamente, en cambio otros aspectos más psicológicos como los que apuntas si que me parecieron acertados (la réplica gestual de Iago, una sombra de Otello) en el "Dio mi potevi".

    La escenografia en general parecía una réplica a las propuestas wagnerianas de Willand Wagner en el Bayreuth empobrecido, pero con ideas, de los años 50, quizás Livermore pensara que las con el presupuesto existente mejor así y en el fondo, sin entusiasmarme, creo que acertó.
    En cuanto a las voces, poco que añadir y si a la dirección de Mehta, que para mi gusto se alejó de lo que yo entiendo por Verdi, e incluso se alejó de lo que él entendía al menos hasta el sábado.Lastró gran parte de la fuerza que esta partitura tiene, a la búsqueda de de bellos efectos en detrimento del discurso haciendo que se perdiera, al menos en mi caso, la concentración en el lentísimo concertante del tercer acto.
    En cualquier caso Les Arts con este Otello reivindica seguir estando en lo más alto, donde se ha situado desde su primera temporada y mejor ocasión, vista la asistencia, no había.
    La reivindicación de los trabajadores en los aledaños, es un motivo real para pensar que las apariencias engañan.

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    1. Gracias Joaquim. Imagínate a qué nivel de retroceso hemos llegado en el tema económico que tu comparas el montaje con los del "Bayreuth empobrecido" de los años 50 del siglo pasado, lo que me confirma que todo se debe más a un problema de presupuesto que de ideas. Después de la temporada que hemos tenido en Les Arts, esperábamos este Otello con cierto optimismo y eludiendo los excesos "volcánicos" y "pueriles" y algún momento de cierta cursilería...que los hubo, necesitábamos una dosis de buenas voces que nos levantara el ánimo y el trío protagonista lo consiguió. Lo que dices de Mehta es cierto y nos ha dado veladas más memorables, creo que se ajustó más a las voces y se alejó un tanto de Verdi, pero yo disfruté como un "enano" en homenaje a tu amado (y mío) Wagner. Un abrazo.

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  4. Felcidades por la crónica, ya la he enlazado. Estoy de acuerdo pero con las matizaciones de Joaquim. Seguro que mejorará en los próximos días, a ver si Mehta, al que encontré muy agotado al terminar la función y subir al escenario, pisa un poquito más el acelerador tal y como él sabe hacer.

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    1. Gracias Maac. "Haciendo de la necesidad virtud" y estando de acuerdo en las matizaciones de Joaquim y las tuyas, necesitaba esta dosis de canto que nos han dado y me ha compensado sobradamente. Creo que Mehta al no disponer de voces auténticamente dramáticas ha optado por recrearse en la parte más lírica y descuidando el toque verdiano que otra veces sí ha demostrado. Lo de Mehta y el cansancio espero que sólo sea cuestión de la edad...nuestro depauperado Festival del Mediterrani depende en buena medida de él y su implicación...

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