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domingo, 28 de febrero de 2016

AIDA. LES ARTS 25/02/2016. "VERDI EN EL FOSO"...


Noche de estreno de una reposición. La Aida vista en el 2010, fruto de una coproducción de Les Arts, el Covent Garden y la Ópera de Oslo y pensada por David McVicar, se volvía a representar completa y sin escatimar escenas, esta temporada, haciéndose cargo de la dirección escénica para esta ocasión Allex Aguilera.
La expectación era grande. Las entradas anticipadas están agotadas para todas las funciones. Hay que esperar al mismo día de la función para conseguir localidades. Es un hecho sin precedentes en este teatro, y un aviso a navegantes de que la ópera, o al menos algunas de la obras, sigue teniendo interés.
En el descanso y fuera del recinto, escuché una conversación entre una pareja de jóvenes. Ella le preguntó a él si ya se iban y él le respondió: "Lo mejor ya lo hemos visto, lo que queda no vale mucho"... La representación está dividida en dos partes, actos uno y dos, el descanso, y actos tres y cuatro. En el segundo acto se escucha la célebre Marcha Triunfal y según se deduce, para él, el objetivo ya se había cumplido. Ella quería quedarse, pero acabaron largándose. Lástima, una mala influencia le impidió disfrutar de la segunda parte, donde está la esencia del Verdi ya maduro con momentos de inspiración remarcables.



Este montaje se nutre de la estética de los cómics. Es brutal. Impacta por sus imágenes y por su mensaje, al igual que lo hacen muchos de los cómics que se han creado. La historia está bien contada, y eso es un tanto a su favor. Hay que olvidarse de las "Aidas" vistas hasta ahora. Afortunadamente, la obra de Verdi sí sonó desde el foso, gracias a la labor de la batuta y de las fuerzas estables de este teatro, que ya son señas de identidad del Palau de Les Arts. No eché de menos ni a Isis ni a Osiris y el inmenso Fhtà hizo acto de presencia gracias a lo que se pudo escuchar con notable transparencia.
Un montaje que traiciona la idea original ampliándola en su concepto y que se ajusta perfectamente a la partitura. Es ahí, precisamente, donde reside su interés.
El Ballet de la Generalitat Valenciana tuvo una destacable intervención y es de justicia remarcar su aportación a lo ideado para esta puesta en escena.




La parte vocal estuvo solvente. No había grandes voces, ni voces auténticamente verdianas, pero si hubo buenas intenciones y un estimable equilibrio para que lo escuchado tuviera entidad.
María José Siri resolvió su Aida con gusto y técnica y con buen uso de las regulaciones. Un agudo algo gritado no desmereció su meritoria labor. Destacable fue su "O patria mia"
El Radamés de Rafael Dávila fue de menos a más. Su falta de dotes de actor la suplantó con una voz que se escuchaba bien en los agudos y resolvió la difícultad de su aria de inicio, "Celeste Aida", con el final escrito por Verdi, que no todos lo hacen.
A Marina Prudenskaya le faltó peso vocal en la zona grave del registro, pero se lució en la zona alta de la tesitura y en su gran escena del juicio de Radamés en el cuarto acto tuvo su mejor momento.
Gabriele Viviani hizo un amonasro sonoro y un tanto rudo. Su canto se hizo notar.
Completaron el elenco, Riccardo Zanellatto como Ramfis, Alejandro Lopez en el rey, Fabián Lara en el papel de mensajero y Federica alfano que puso voz a la sacerdotisa. Todos cumplieron con eficacia, con especial mención a Lara y Alfano en sus cortas intervenciones.  
Las participaciones corales tienen su peso en esta obra. El coro de la Generalitat Valenciana, aunque escaso en número de voces según algunos foros, resolvió su labor con excelentes resultados, tanto en sus actuaciones dentro de la escena como en las partes escuchadas fuera de ella. Una entrada en falso de algunas de las féminas no desmerece su gran trabajo.



Asistí al coloquio que organiza Les Arts en colaboración con Amics de l´Ópera días antes del estreno de cada obra y el maestro Ramón Tebar hizo una aleccionadora exposición de intenciones, tanto de las que Verdi reflejó en su partitura, como las suyas propias al abordarla. Estas intenciones se vieron reflejadas la noche del estreno y fue el triunfador de la velada. Su visión de la obra es clara y concisa y supo tanto concertar las grandes escenas, como matizar las partes más líricas con suma nitidez. A su mando, la Orquesta de la Comunitat Valenciana volvió a demostrar su gran calidad. Sin duda una gran dirección.
En este mismo coloquio, uno del público asistente, y que a su vez había estado presente en el ensayo general realizado con anterioridad, comentó que los aproximadamente 700 alumnos de diversos centros de estudios que habían sido invitados a dicho ensayo, tuvieron un "comportamiento ejemplar" y reaccionaban satisfactoriamente ante lo que estaban presenciando y escuchando. La conjunción cómic y Verdi funcionó, y el maestro Tebar confirmó que se notaba en el ambiente que la conexión que hubo con el público joven fue evidente... Otro aviso a navegantes...

La ópera es un trabajo en equipo y eso se demuestra en cada uno de los coloquios previos a cada estreno. También lo demuestra la algarabía de satisfacción que se escuchó en el escenario tras la bajada del telón al finalizar los aplausos del público. Esa algarabía de todos los que han intervenido en el espectáculo no es la primera vez que se percibe en Les Arts. Es un entusiasmo que se agradece y que resulta contagioso... Se respiraba en el ambiente una auténtica noche de estreno y el resultado final fue notable... Con algarabía.